domingo, 13 de febrero de 2011

VII. MI ABUEL0 DICE QUE TENG0 UN EJÉRCIT0

Al abuelo le gusta que le diga “tata”, y aunque no me gusta hablar con palabras que no existen, lo llamo así para no causarle molestias.
Pero como no creo que lea nunca esto, como nadie debería leerlo a menos que me pase algo muy malo; aquí lo llamo por lo que es:
  
"Abuelo".



















(ese es el Abuelo frente  a la Casa. El año es 1969; que es también el año del muerto en la Laguna Esmeralda; la carta con sangre y la persecución mi otro abuelo en la Noche de San Juan; también cosas importantes como la Soyuz 5 que da vuelta a la tierra, el Apolo 11 que llega a la Luna y la Vénera 6 que choca contra Venus).


Mi abuelo trabajaba en un servicio técnico, y la casa tiene un gran taller donde se juntan las “muertas”; que es como él le llama a las máquinas de escribir eléctricas, televisores blanco y negro; máquinas de fax y módems; teléfonos portátiles, video- grabadores, mini componentes y  controles de videojuegos antiguos. “Máquinas sin vuelta ni arreglo”, como dice él; porque aunque alguna vez fueron reparadas, los dueños nunca vinieron a buscarlas así que volvieron a echarse a perder; sin que nadie supiera que alguna vez funcionaron. Es por eso que el taller también se llama el cementerio.
Ahí el abuelo me muestra un tarro de pelotas de tennis lleno de pequeños aparatos que; me explicó, antiguamente se llamaban “tamagotchis”; me dijo que alguna vez se llevaron en el bolsillo pequeñas mascotas virtuales, animales electrónicos que los niños debían mantener vivos en base a alimento, agua y atención. Y entonces me muestra tres docenas de tamagotchis que habían muerto de hambre. 
Yo no entiendo por qué alguien compraría una mascota, si al final no va a cuidarla; así que abro los artefactos y los examino y desarmo y vuelvo a armar; muevo los cables y cambio las pilas; hasta que de a poco empiezan a funcionar de nuevo. El abuelo se ríe y me dice que probablemente las mascotas digitales están muy agradecidas por haberlos resucitado y el resto de sus nuevas vidas harán todo lo que yo diga, como un ejército. 
Ahí yo pensé que el abuelo estaba hablando en broma, pero ahora no estoy seguro; porque luego de una de las réplicas del mes de abril; las pantallitas parpadearon; los pequeños parlantes sonaron lo más fuerte que pudieron; los animalitos electrónicos abrieron y cerraron los ojos; como si quisieran mandarme un mensaje en clave, pero yo no los pude entender, porque me hablaban en un idioma que todavía no conozco, pero sé que era importante, que hablaban sobre algo que podía pasar pero todavía no pasaba. Y porque yo sabía que había algo malo; subí al techo a ver que ocurría. 
Y los vi. 

Los pájaros no me atacaron ni me hicieron nada. Y pasaron varios días donde lo único que hicieron fue mirar. Al principio me dio miedo, pero después me quedé tranquilo cuando supe que no venían por mí. 
Venían por la casa.

domingo, 9 de enero de 2011

VI. Y0 CRE0 QUE A NADIE LE GUSTA VIVIR EN UN WARP

Pero mamá me dijo que no tenemos más opciones y que deberíamos dar las gracias al abuelo por recibirnos, no solo a nosotros; sino a la tía Tamara y la prima Olivia, quienes también perdieron su casa. Trato de decirle a mamá, que nuestra casa, y la de la tía Tamara se derrumbaron; pero todavía sabemos donde están. 

La única casa perdida es la del abuelo. 


(Porque a veces está y a veces no, y yo tampoco puedo saber donde estoy cuando estoy adentro, eso en física se llama "warp" y se representa así)


Mi mamá sabe que nunca he compartido pieza con nadie que no sea ella; que no me agrada que la gente toque mis cosas o que las cosas de la gente toquen mis cosas. Le digo que no puedo compartir pieza con mi prima Olivia porque llega tarde en la noche, y le da lo mismo si está prohibido salir.  En el colegio la molestan y le dicen bruja, voladora y otras cosas que no quiero repetir, además lleva una lagartija en el bolsillo y un monito de cerro en el bolsón, dicen que la expulsaron del liceo en Concepción por haberle dado un beso a una niña y a veces huele a óxido y pegamento quemado y yo no puedo saber que cosas ha estado haciendo. 

Y ahí mi mamá me dice que me calle porque esta es la única casa que tenemos. Y me guste o no, así es como vamos a vivir. 
 
Según mi mamá, parte de lo que hacen las familias es callar para no herir a las personas que quieren. Yo le dije que no estoy de acuerdo porque callar es casi lo mismo que mentir y yo nunca miento; pero no le importó. Me hizo a jurar que no iba a decir nada sobre el modelo a escala, los pulsos electromagnéticos o el “warp” y como yo siempre cumplo las promesas, escribo sobre el modelo a escala, los pulsos electromagnéticos y el "warp", pero nunca, nunca, he hablado sobre ellos.

Ni siquiera la noche en que los pájaros eligieron nuestro patio para morir. 

martes, 21 de diciembre de 2010

IV. MI CASA NO APARECE EN G00GLE EARTH.



No mi casa de Hualpencillo, porque esa se desplazó tres metros hacia la izquierda y se derrumbó en tres esquinas luego del terremoto, pero todavía se puede ver desde del cielo si se mira con atención. Es mi casa de Los Angeles la que no siempre se registra en los satélites.


Ninguna de esas dos casas es mía, realmente. La de Hualpencillo es de doña Luisa; y ella se la arrienda a mi mamá; y es mi mamá la que insiste en que diga que es “nuestra”. La de Los Angeles no es de ninguno de los dos, sino de mi abuelo, pero a él también le gusta decir que todo lo suyo es de nosotros. 

Como no tengo del todo claro donde estoy, hice un modelo para entender las cosas de mejor manera, lo que se llama un “modelo a escala”; pero el mío no puede ser a escala porque aunque se los pedí a mi mamá, no tengo los materiales 
adecuados, porque según ella no hay plata. 

Entonces, uso algodón, cajas de fósforo, tapas de cuaderno, palos de helado, ganchos de ropa (que algunas personas llaman “perros”) y tubos vacíos de papel confort. Autos de juguetes y estampitas de iglesias del norte que le saqué a mi abuela y casas de plástico que imitan la villa, pero no pueden serlo, porque nada es realmente así y la casa de mi abuelo no es de plástico.


Los materiales de la casa son madera, pizarreño, zinc, ladrillo, ladrillo princesa y adobe.

El día que llegamos, el abuelo me dijo que la casa no tuvo nunca los materiales más caros; pero que es más firme que él, y que ha aguantado terremotos peores que éste y que aguantará muchos más. Sin embargo, la asociación internacional de sismología dice que el único terremoto peor que éste, (11 en la escala de Mercalli modificada); ocurrió en Siria en 1201; y no creo que la casa haya estado ahí.

Pero no podría asegurar donde ha estado todas las veces que no ha aparecido en el mapa.